sábado, 19 de mayo de 2007

Magnífica carta al director - algún que otro aspecto de la Educación Musical en España

Me resulta imposible imaginar alguien con peores cualidades para la música que yo mismo. Tengo menos oído musical que el bueno de Van Gogh; de pequeño me expulsaron del coro del colegio cuando descubrieron que disimulaba haciendo playback con los labios y cuando mis padres cometieron la imprudencia de regalarme una flauta dulce la comunidad de vecinos se puso en pié de guerra. Y sin embargo este año tengo las máximas aspiraciones de convertirme en profesor de flauta -ese instrumento del que no sé ni colocar los dedos- en un conservatorio gallego. Leyendo el DOGA me he llevado la alegría de comprobar como en las próximas oposiciones no sólo cumplo de sobra el requisito para concursar: ser Licenciado, en mi caso en Derecho, si no que además las pruebas que tengo que superar son de lo más asequibles. Elaborar una unidad didáctica con los cientos de modelos que hay en Internet está hecho. El temario es cuestión de codos ¡Pan comido al lado del Derecho Romano! La única pega que algún amigo agorero me pone es que no sé tocar la flauta. Pero esto no me asusta; tocar el instrumento sólo vale 2 puntos sobre los 10 totales de la oposición y lo más importante es que esta prueba práctica ¡no es eliminatoria! Aunque ya cuento con un cero en este apartado, con horas de estudio del temario aspiro a una nota final en la oposición de ocho. Las plazas son muchas y los aspirantes no tantos. Muchísimos competidores de fuera de Galicia, muchos de ellos magníficos instrumentistas, no tienen nada que hacer pues tienen que superar la única prueba eliminatoria, un difícil examen de gallego que yo ya tengo convalidado. Con un poco de suerte antes de hacer el examen práctico –el último de la fase de oposición- es probable que ya tenga la plaza matemáticamente conseguida con lo que no tendré que pasar el trago de encantar al tribunal con mis dotes musicales. En el peor de los casos, con mi ocho en el bolsillo ocuparé un puesto de lujo en las listas de interinos ¡Qué no me digan que no sé hacer sonar la flauta!
Pablo Sánchez Quinteiro

1 comentario:

Mar Hidalgo dijo...

Querido Pablo y querido Rafa,
La cosa tiene guasa. ¿Así que para tocar la flauta lo de menos es saber hacerlo?. En fín, si es como cuentas y publicas en la Voz de Galicia, la cosa no es para reirse, aunque no nos quede más remedio que tomarnoslo con sentido del humor para no perder los estribos.
Espero que tengas suerte en tu examen y que acabes siendo un buen instrumentista, por tu bien y el de todos.
Gracias por elegir nuestro blog para hacer llegar tus opiniones y experiencias.
A tí, Rafa, Gracias por estar pendiente.
Besos.
Mar.