lasolfa: Reunión de Equipo La Solfa

domingo, 20 de mayo de 2007

Reunión de Equipo La Solfa

Queridos compañeros miembros del equipo de gestión La Solfa del Master de Gestión Cultural, el próximo lunes 21 de mayo a las 16 horas, mantendremos unas reunion para ver cómo prosigue el trabajo de diagnóstico de La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.
Salvo, Rafael Ruibérriz, que está en Holanda, esperamos vernos todos en:

Pabellón Real. Sevilla.
16 horas.
21 de mayo de 2007.

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Desde Holanda, el músico Rafael Ruibérriz

"Voorstelling " Mi nombre es Rafa Ruibérriz y soy miembro del equipo de gestión La Solfa del Máster de Gestión Cultural de la Universidad de Sevilla. Compagino estos estudios con los de Música, concretamente con los de Flauta Travesera. Actualmente resido en La Haya (Holanda) donde amplio mi formación musical en el Koninklijk Conservatorium con Wilbert Hazelzet. Además de músico (en potencia), me considero sobretodo melómano y es por ello que normalmente estoy más o menos al tanto de la oferta musical, principalmente Sinfónica y Antigua, de este país, tal y como hacía, y procuro seguir haciendo en Sevilla. Creo que puede ser interesante compartir mis experiencias e impresiones con los visitantes de nuestro blog: el desarrollo musical de este país es tal, que en ocasiones llega a ser abrumador. Espero que los comentarios que voy a empezar a añadir en esta sección sean de interés para todos.

OPINIÓN: Un violinista en la boca del metro. José Aguilar. Grupo Joly.

Se lo podían haber ahorrado. El experimento de observar qué hace la gente cuando oye en una estación de Metro un Stradivarius de 1731 tocado por uno de los más reputados violinistas del mundo se ha saldado con un resultado previsible: lo han oído como quien oye llover. Se puede decir de otra forma: lo han oído, pero no lo han escuchado.The Washington Post se preguntó si pasaría inadvertido uno de los mejores violinistas americanos tocando en hora punta en el Metro de la capital. Hizo el experimento, con Joshua Bell, convenientemente disfrazado de músico callejero, tocando en un Stradivarius piezas de Bach, para llegar a una conclusión demasiado obvia: pasó inadvertido para casi todos.Desfilaron por delante de él más de mil personas en tres cuartos de hora. Solamente veintisiete le dejaron alguna calderilla, bien porque les gustó lo que escucharon, bien por la compasión que a menudo despiertan los artistas callejeros por mal que lo hagan. (Algunos son tan malos que las monedas que reciben son, en realidad, súplicas secretas para que deje de ofrecer más muestras de su “arte”). El fiasco era previsible, como digo, por dos razones, relacionadas con nuestra cultura de la apariencia. Una, el marco inadecuado: en esta sociedad no se concibe que un músico de calidad toque en pantalones vaqueros en una estación metropolitana, del mismo modo que no se concibe que se pueda comer bien si no es en un restaurante carísimo con un maître exquisito y un chef divino o que un tío conduciendo un utilitario pueda ser un Premio Nobel, sólo un pobre hombre que no ha podido llegar a más (es decir, a simular mejor). Si Bell toca el violín en el Metro, ni es Bell ni aquéllo es un Stradivarius. Será un pelagatos que pide limosna y se lava poco.Dos, la percepción errónea: ¿Desde cuándo los violinistas llegan al gran público y despiertan pasiones callejeras? Eso sólo ocurre en las ensoñaciones bienintencionadas de los periódicos ilustrados. Olvídense de la excelencia. Si querían llamar la atención de las masas no tenían más que poner en el Metro a uno que salga mucho en televisión. No importa que sepa tocar o no –ni siquiera si conoce lo que es un Stradivarius–, que luzca alguna habilidad mostrable en público o que ejecute algún arte de emoción o riesgo. Lo que interesa es que al verlo la gente pueda darse codazos y decirse: “Ése sale en la tele”. El autógrafo de una estrella errante de hoy vale más que todos los Bell y los Stradivarius esos.

En la calle se ve, por la red circula.

CIENTO CINCUENTA vecinos, precarios y creadores locales recuperan el Edificio de Calle Nosquera, nº 11 , abandonado hace un año y medio para construir un Centro Social y Cultural de Gestión Ciudadana. La iniciativa fue convocada por la Plataforma Creadores Invisibles y laRed Precarixs en Movimiento y cuenta con el apoyo de decenas decolectivos sociales y culturales de toda España así como con la presencia de importantes miembros de la cultura, como los directores de cine Javier Corcuera y Fernando León de Aranoa, así como artistaslocales de la talla de Rogelio Lopez Cuenca. Con esta ocupación quieren denunciar la falta de espacios culturales enla ciudad así como la privatización y precarización de la cultura. El edificio de Calle Nosquera nº 11 (donde estaba antiguamente la salaMetropol), es propiedad del Ayuntamiento, que gasta cantidades astronómicas en eventos efímeros y sin embargo los recursos destinados a los creadores locales son muy escasos. La Plataforma Creadores Invisibles agrupa a más de un centenar de artistas y creadores locales (músicos, actores, diseñadores, etc.).Miembros de colectivos sociales y vecinos de MÁLAGA, preocupados por la falta de recursos y espacios culturales de gestión ciudadana en la ciudad que permitan el desarrollo cultural más allá de los grandes eventos. El año pasado realizaron la ocupación del antiguo Cine Andalucía durante el Festival de Cine (en la que participaron, entre más de mil personas, personalidades de la talla de Antonio Dechent, Eduard Soto -- El Neng- yOscar Jaenada -- Noviembre, Camarón-) para exigir su uso como CentroCultural de Gestión Ciudadana. Los ocupantes, asistidos por numerosos letrados, se disponen a abrir una negociación tanto con el Ayuntamiento como con Subdelegación delGobierno para poder desarrollar el programa de actividades de un Festival por la Cultura Libre durante toda la semana. http://estrecho.indymedia.org

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